domingo, 9 de julio de 2023

HIPERACTIVIDAD: LA SOLUCIÓN A LA COMODIDAD ADULTA

 ¿Cómo puede haber una clínica de especialidad pediátrica que parece juguetería, pero en cada pieza dice “no tocar los juguetes por favor”? ¿A quién se le ocurre poner juguetes para no jugar? 


Si vas a ser madre o padre, piénsalo. 

Si vas a ser docente, piénsalo.

Si vas a especializarte en pediatría, piénsalo. 


Si crees que vas a rodearte de niños sin que te incomoden, ¡Sueñas!

Los niños incomodan y mucho. Quien siga romantizando la maternidad, la docencia o incluso la pediatría, miente. 


No tenía mucho que escribir hasta que el tema del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)  resonó mucho en mi cabeza. 


En mi vida he aprendido a tomarme en serio las opiniones “depende de quien sea” y se nos ha enseñado a tomarnos a los profesionales muy en serio, el problema empieza cuando los profesionales actúan por juicios de valor más que basados en pruebas. 


Por ejemplo:


-No voy a tomarme en serio la opinión de una pediatra diga que mi hijo es hiperactivo porque sus hijas “no fueron así”. 

-No voy a tomarme en serio la opinión de otra mamá con memoria selectiva  que diga que mi hijo es hiperactivo porque sus hijos se quedaban sentaditos donde ella decía, mientras ella también se quedó sentadita donde le decían. 

-No voy a tomarme en serio la opinión de un pediatra que se come las uñas y  tiene tapizadas las paredes y muebles con letreros de “no tocar”. 

-No voy a tomarme en serio las opiniones de tíos o abuelos amargados queriendo sobreproteger a sus criaturitas de mi “peligroso” hijo. 

-No voy a tomarme en serio la opinión de hombres que no son padres y probablemente nunca lo serán, por muy profesionales que sean.  


Somos los adultos personas cansadas, somos personas que ahogamos los problemas en vicios: sea alcohol, tabaco, religión, trabajo, glotonería, sexo…es lo  mismo.  Que dejamos aflorar nuestros propios traumas a la primera incomodidad que nos causa un niño. Somos adultos con un nivel bajo de espiritualidad la mayor parte del tiempo y que queremos reparar en los niños lo que ni siquiera hemos podido trabajar en nosotros mismos. 


Hay por ahí tanta gente llamando a los niños “hiperactivos” simplemente porque no se comportan como adultos, cuando hay tanto adulto con comportamientos infantiles. Hay por ahí tanta madres juzgando a otras  y juzgando a los hijos de otras para disfrazar otras luchas que viven. Se juzga a los niños por “no estar quietos, por no hacer caso, por moverse y hablar mucho, por distraerse, por no poner atención en clase” ¿Acaso no hay adultos haciendo lo mismo?, ¿Es realmente un problema infantil o es un problema de adultos intolerantes?



Porque también hay gente mágica que logra encontrar “el punto” de los niños. Esas tías, amigas, abuelas y abuelos, maestras que simplemente encuentran lo extraordinario donde muchas veces ni los padres logramos ver. Porque como en la ley de la atracción el comportamiento de los niños suele ser peor y etiquetado “casualmente” donde se les ve con fastidio, pero donde se les recibe con amor y comprensión los niños actúan “inteligentemente” mejor. 



¿De quién sí puedo tomarme en serio una opinión?


De un neurólogo pediatra, porque es el único que puede determinar un trastorno. Y aún así somos sus padres los que decidiremos qué hacer. 

De su maestra, porque lejos de sus padres es la única que puede determinar si hay problemas de aprendizaje. Y aún así yo como docente puedo asegurar que la teoría se nos queda corta si no tomamos en cuenta la condición psicosocial, e incluso económica de los niños, la condición genética, el estilo de vida, la alimentación, su diagnóstico médico.


 Soy adepta de la teoría de “aprender haciendo”. Solo se puede aprender a socializar socializando, ¿Qué podemos esperar de una generación que vive en el encierro y en un mundo de padres ocupados y donde se confunde calidad de vida con posesiones? Tenemos niños sobre estimulados porque nosotros mismos lo hemos permitido. Si lo que los niños necesitan es aprender habilidades sociales y no hay quien les enseñe es más fácil encasillarlos con un trastorno y medicarlos, ¿verdad?.


Hago esta reflexión: 


-Reto a los adultos a no tocar nada en una tienda o almacén que no sea lo que va a comprar y nunca se siente en los sillones del área de muebles. 

-Reto a los adultos a no interrumpir una conversación. 

-Reto a los adultos a dejar de llamar la atención de formas ridículas cuando lo necesitan. 

-Reto a los adultos a controlar sus emociones. 

-Reto a los adultos a ir a terapia para resolver de verdad lo que normalmente se resuelve con alcohol o con pasar refundidos en una iglesia. 

-Reto a los adultos a no buscar divertirse cuando estén aburridos. 

-Reto a los adultos a aceptar que tienen ansiedad y depresión sin que los evalúe un psicólogo o psiquiatra. 

-Reto a los adultos a no tener manías, a no causar vergüenza a su familia. 

-Reto a los adultos a dejar de lado  “entretenimientos” tan placenteros e ilícitos para dedicarse realmente a ser padres. 


No, este no es un blog sobre las características de la hiperactividad, eso se lo dejo a los expertos.  Este es un blog sobre ser adultos y ser niños, sobre analizar quién tiene realmente los problemas. 


No se los dice una madre que no acepta la condición de su hijo, se los dice una madre que está haciendo todo lo posible por tratar el problema de raíz y resolviendo prioridades de su salud,  dejando como última opción ver a mi hijo empastillado y con su esencia adormecida por satisfacer expectativas adultas.


 Mientras haya voluntad habrá otras soluciones.


Serendipiteando por Katya Sifontes de Guerra


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