lunes, 9 de julio de 2018

Baby boomers vrs. Millenials: mujer completa

Si hay un tema que me encanta es el de la convivencia, sobre todo por los abundantes motivos que la impiden, siendo uno de ellos las diferencias de pensamiento entre baby boomers y millenials.

Existe mucha información acerca de esta clasificación, que está sobre todo basada en la relación con la tecnología y el mundo laboral, sin embargo, en nuestra idiosincrasia salvadoreña y me atrevería a decir, latinoamericana, también se pueden observar diferencias marcadas que en ocasiones son motivo de conflicto.

Los baby boomers son los nacidos entre 1945-1964 (post II Guerra Mundial) se caracterizan por  ver el trabajo como modo de ser y de existir: estable, a largo plazo, adictivo, no necesariamente de lo que aman hacer. No le dedican mucho tiempo al ocio y a la recreación. Los millenials son los nacidos entre 1982-1994 muy adaptados a la tecnología, la vida virtual es una extensión de la vida real, son multitareas, no dejan la vida en el trabajo, son emprendedores y creativos, intentan vivir de lo que  aman hacer.

La generación "X" es la transición entre ambas, son los padres de los millenials. 

Claro, no significa que haber nacido en alguna de estas generaciones implica contar con sus características, puede que se identifique más con una, otra o ninguna; es algo personal.

Respecto a los hombres, a los cuales siempre considero menos complejos en cuanto a las relaciones interpersonales, mencionaré la única diferencia relevante según el punto al que quiero llegar. Para los que han visto la película "The Intern" o como se dio a conocer en español "Pasante de moda" con Robert De Niro y Anne Hathaway recordarán como el personaje de Ben Whittaker (De Niro) enseña a un joven compañero la importancia de brindarle un pañuelo a una dama, de lo cual el chico no tenía ni idea; o como el mismo Ben enseña a Jules (Hathaway), su jefa joven, como la experiencia y lo "clásico" nunca pasa de moda.

Es decir, en los hombres baby boomers o millenials vemos diferencias en cuanto a actitudes, pero sobre todo aspectos como cortes de cabello clásicos o de moda, usar zapatos de lustrar o no, usar pañuelo, planchar o no sus jeans, entre otros aspectos que normalmente en las conversaciones de familias llevan a la típica conclusión de "los jóvenes de hoy no son como los de antes", "en mis tiempos todo era mejor" y clichés de ese tipo, sin embargo los hombres suelen respetarse sean como sean, simplemente por ser hombres.

¿Por qué las mujeres no podemos hacer lo mismo?.

Suele existir el tabú de la "mujer completa". Si preguntamos a una baby boomer diría que una mujer completa es la que sabe planchar, lavar, cocinar, mantener limpia la casa, atender a su marido, atender a sus hijos, mantenerlos limpios y aún así ser capaz de lucir impecable si es posible, trabaje o no trabaje. Una millenial diría que la mujer completa es la que ha sido capaz de desarrollar sus habilidades, de estudiar, trabajar, tener independencia económica, libertad de pensamiento y felicidad con o sin marido e hijos.

Y el problema es justamente ese, que hay una respuesta y es ese paradigma que cada generación posee el que genera el conflicto, críticas y rechazo entre mujeres.

¿Por qué mejor no pensamos que una mujer completa es precisamente la que se siente completa? Una mujer plena, feliz, que se sienta dichosa y agradecida con la vida que tiene o con lo que hace. ¿De qué sirve cumplir con estereotipos si se tiene una vida llena de quejas e insatisfacciones?

¿Por qué las mujeres nos destrozamos tanto unas a otras? ¿Por qué no dejamos que cada una viva su felicidad como le plazca?

Todo lo que una mujer hace en beneficio de su hogar es valioso. Es igual de completa la mujer que aporta económicamente a su casa, como la que se dedica de lleno a atender sus quehaceres; la mujer que es capaz de comprar su propio carro, su propia casa, como la que no lo puede hacer. Es igual de completa la mujer que atiende a su marido, como la que es atendida o llega cansada porque trabaja más horas que él; la que ocupa su tiempo de ocio haciendo yoga, como la que decide no tomarse ni un tiempo. Es igual de completa la mujer que prepara deliciosas comidas como la que decide comprarla, la que se encarga de la limpieza de su hogar, como la que paga porque tiene el dinero para hacerlo; es igual de completa la que decide tener hijos como las que los pospone o decide no tenerlos; la que tiene títulos académicos, como la que no pudo o no quiso estudiar. 

Cada millenial es duramente criticada por las mayores porque se considera que "por querer hacer los mismo que los hombres" se vuelven unas descuidadas del hogar. Y cada baby boomer es criticada por las jóvenes por haberse conformado con una vida en el hogar sin expandir sus horizontes más allá de la cocina. 

Personalmente, soy una millenial, fui criada por dos mujeres en diferentes etapas de mi vida. Mi madre, generación X, me enseñó independencia económica ; mi abuela materna, baby boomer, me enseñó todo lo que hay que saber en el hogar, pero lo más importante que me inculcaron ambas es que nada de lo que hiciera o dejara de hacer me hacía menos o más valiosa que nadie, independientemente de las luchas personales que ellas tuvieron o aun de sus propias formas de pensar, me enseñaron a superarme a mí misma y no a los demás. 

Por ese motivo considero innecesario pasarse la vida tratando de evaluar quien es más "completa" que quien. Con esa conducta solo fomentamos más abusos, más conductas machistas, más críticas en incluso feminicidios. 

Cada una fue programada para la época que le tocó vivir, el sistema educativo mismo se adapta a los valores y exigencias socioeconómicas de dichas épocas, cada una creció con una educación diferente en su hogar es decir, no es culpa de ninguna mujer ser como es y por eso deberíamos simplemente respetar. 

Por eso disfrutemos con alegría el sabor inigualable de la comida de las abuelitas mientras las nuevas generaciones de mujeres siguen luchando por esos derechos que a ellas la sociedad de su época les negó.

Llenemos nuestro entorno de más mujeres completas, de esas a las que las hace felices tener un hogar limpio y acogedor o viajar por el mundo. 

Serendipiteando

Por Katya Sifontes de Guerra

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