lunes, 15 de noviembre de 2021

TANTO TE AMAS, TANTO TE CUIDAS







Hoy es un buen momento para llenarnos de amor propio y para reflexionar sobre ello y  realizar una autoevaluación de como estamos viendo los resultados de ese amor en nuestra salud física, mental y emocional. Hablar de amor propio es hablar de un término que muchas personas han escuchado: autoestima, pero a pesar de eso
también desconocen su significado.  

¿Qué es la autoestima?


Es el nivel de amor, de afecto, de valor, de apreciación que nos damos a nosotras mismas teniendo conocimiento y conciencia de nuestros propios recursos o habilidades y también de nuestras limitantes o defectos. Cuando mencionamos la palabra “nivel” significa que ésta puede subir o bajar, fortalecerse o debilitarse. Y de estos niveles es que debemos estar muy pendientes y auto observarnos de manera constante para poder identificar aspectos que nos estén afectando y que nos impidan poder tener una autoestima fortalecida. 


No existen personas sin autoestima, todos la tenemos, algunos más fortalecida que otros y con mayor aceptación de los recursos o limitantes. Entonces, ¿Qué hacer para tener más conciencia de nosotras mismas y de lo que ocurre en nuestro interior?   


 

Para poder echar un vistazo a nuestro interior podemos hacernos las siguientes preguntas que nos ayudarán a saber si nos estamos amando y cuidando lo suficiente:


  • ¿Nuestra imagen física es congruente con lo que vivimos y lo que percibimos en nuestro interior?

  • ¿Qué aspectos de nuestra vida deberíamos cuidar y querer un poco más?

  • ¿Tomamos decisiones de cuidado y amor hacia nosotras mismas? ¿Cada cuánto lo hacemos?

  • ¿Las llevamos a cabo?

  • ¿Las abandonamos o las postergamos?

  • ¿Qué situaciones te estimulan a ti a cuidarte y a sentirte bien contigo misma?

  • ¿En cuál etapa de tu vida consideras que te veías y te sentías mejor? 

  • ¿Qué podrías hacer para poder volver a verte y sentirte así?


Vivimos en un tiempo en el que cada vez tenemos más actividades y tareas y menos tiempo para nosotras y la falta de autocuidado es peligrosa ya que nos afecta tanto física, mental y emocionalmente. En muchas ocasiones sabemos lo que tenemos que hacer, sabemos lo que necesitamos, pero no lo hacemos porque siempre estamos postergando o abandonamos las cosas que son de beneficio para nosotras o nos enfocamos en un solo aspecto como el gimnasio o la dieta, pero también tenemos aspectos tan básicos como nuestra espiritualidad, nuestra educación o formación continua, nuestros chequeos médicos, el cuidado de nuestra piel y de nuestra imagen. Recuerden que somos un todo, Dios nos creó en cuerpo, alma y espíritu y el ideal es tener un balance y un equilibrio en todo nuestro ser. 


No podemos esperar que nadie más nos cuide. Debemos estar conscientes que Dios no hizo a nadie igual que a nosotras, somos únicas y exclusivas y por lo tanto necesitamos un cuidado personalizado que solo nosotras sabemos como darnos.


No somos como las demás, no fuimos hechas como parte de una producción en serie. De la misma manera que no podemos tomar las mismas medicinas  porque a otra le sirvieron, no podemos usar los mismos productos para piel o para el cabello porque cada una lo tiene diferente, asimismo, no podemos sentirnos igual que las otras y por lo tanto los remedios para el alma no van a ser los mismos. 


A las mujeres históricamente nos han caracterizado por cuidar de los demás y está bien: cuidar de los hijos, de la familia, de la casa; el problema es cuando por cuidar de todos lo demás nos abandonamos y dejamos de cuidarnos a nosotras mismas. No tiene sentido que por presión social sigamos sacrificando nuestro bienestar y entre más abnegadas seamos sentirnos las mujeres buenas.


Por ese motivo te comparto algunas ideas que te harán recordar como amarte y cuidarte:


En espíritu:

  • Da gracias cada día. Aunque no encuentres mucho por qué agradecer, busca y agradece.  
  • Busca a Dios, en oración, en su palabra, en grupos de apoyo, pero busca. 
  • Reconoce lo que no está en tus manos resolver y suéltalo.
  • Busca cada día en tu interior a una persona que te haya hecho daño y perdónala.  
  • Medita cada noche lo que aconteció en tu día. 

En alma y emociones:

  • Realiza cada día una actividad que te haga feliz. 
  • Saborea la comida y agradece por ella.
  • Despójate cada día de algo que no te hace bien. 
  • Mira al menos una cosa al día que te haga reír.
  • Mantén a tus amigas en contacto. 
  • Date libertad de sentir las emociones que no son muy agradables, pero no te quedes atrapada. 
  • Aprende a decir "NO" y no aceptes hacer cosas por compromiso. 
  • No antepongas el cuidado de los demás al tuyo. 
  • Nunca dejes de aprender cosas nuevas y de formarte.
  • No temas pedir ayuda si la necesitas. 
  • Respira. 


En cuerpo: 

  • Come bien. Comer bien, no es comer de lujo, es comer sano. 
  • Evita lo que sabes que te causa malestar.
  • Muévete, es el primer paso para hacer ejercicio. 
  • Cuida tu piel con cada una de sus necesidades.
  • Usa protector solar. 
  • No te acostumbres a ningún dolor, todo tiene una causa, búscala y resuélvela. 
  • Haz del complejo B un aliado. 
  • No te pierdas el placer de recibir un buen masaje profesional con frecuencia. 
  • Haz de tu chequeos médicos algo rutinario, prevenir es mejor. 
  • La gente que te dice que dormir temprano te hace bien, tiene razón. 
  • También, respira.

 Todo empieza por dentro, espíritu, alma y cuerpo, nunca al revés y todo debe ser integral. Recordemos que todo lo que sucede en nuestro interior se ve reflejado en nuestro exterior: amarnos, valorarnos y tener conciencia de lo importantes que somos nos hará tener la certeza que el autocuidado es prioridad en nuestra vida, con cuidarnos a nosotras mismas nos estamos demostrando amor y éste se verá reflejado en todo lo que somos. 

 

Ahora surge una pregunta: ¿Por qué entonces aún haciendo todo lo anterior y muchas otras cosas más, nuestra autoestima a veces no está en los niveles adecuados, por qué el amor propio puede fallarnos y dejamos de cuidarnos?


Una respuesta que no me gustaba mucho, pero tiene mucho sentido es que no nos amamos como Dios nos ama. ¿Qué quiere decir esto? que al amarnos con nuestras propias fuerzas, con nuestro “amor humano” estamos propensas a la fragilidad y a lo finito que es ese amor, a cambios emocionales, a estados de ánimo, a éxitos o fracasos.


En cambio el amor de Dios es eterno, es divino, no es inconstante, no está sujeto a condiciones, no tenemos que hacer nada para que nos ame más ni tampoco nos amará menos si hacemos algo mal.


Si me amo a mí misma con mi amor humano, yo determino quien soy y como me veo de acuerdo a mi percepción personal y esa percepción personal es la que se ve influenciada por las situaciones difíciles que nos ha tocado vivir y se distorsiona la imagen de nosotras mismas.


Por el contrario, si me amo a mí misma con el amor de Dios que es divino, es él quien determina quien soy, como me veo según lo que él dice de mí, y todo lo que Dios creó dijo "Es bueno"; y así si aprendemos a amarnos con la medida de Dios, así nos queremos y valoramos y por consecuencia, nos cuidamos. 


A veces decimos palabras en contra de nosotras mismas y de nuestro cuerpo, escondemos nuestro cuerpo porque consideramos que no se ajusta a lo que la sociedad exige o a la imagen que nos hicieron creer que debemos tener, también decimos expresiones como: "Soy tan torpe", "soy tonta", "yo no soy buena para esto o para lo otro" y nos alejamos del amor de Dios. Al hablar mal de nuestro cuerpo o expresarnos negativamente de nosotras mismas estamos diciendo que lo que Dios ha hecho no es bueno y por supuesto no nos damos cuenta de la fuerza y el poder que nuestras palabras tienen en nuestro interior y nuestro cerebro cree todo lo que decimos y es así como nuestra autoestima se ve dañada.


Atraemos lo que pensamos y si tenemos pensamientos negativos sobre nosotras mismas, siempre seguirán viniendo a nosotras más motivos para sentirnos insatisfechas. Si pensamos en insatisfacción, atraeremos más insatisfacción, si agradecemos por nuestro cuerpo, agradecemos por nuestra salud, más salud y satisfacción vendrá a nosotras. 


 Entonces te invito que a partir de hoy empieces a cambiar ese diálogo interno y empieces a declarar palabras de bendición hacia tu cuerpo y hacia tu salud, porque ese cuerpo es la casa que vas a habitar hasta el día que abandones esta tierra; también que empieces a decir expresiones buenas sobre ti y tus habilidades. Que tu cerebro escuche esas palabras y que empiece a producir un efecto de bienestar que se vea reflejado tanto en tu cuerpo como en tus emociones, y por supuesto, en tu físico.


Si no lo logras hoy, vuelve a intentarlo cada día. tenemos hasta el día de nuestra muerte para seguir intentando, pero procura lograrlo antes.


Serendipiteando por

Katya Sifontes de Guerra


Miss Universo El Salvador 2023 y una sororidad mutilada

 Los concursos de belleza no son de mi interés, no por menosprecio sino porque no está dentro de mis preferencias, igual que el deporte, emp...