sábado, 25 de abril de 2020

Autobiografía de la conciencia en 60 enunciados



1. Hoy cumplo 33.

2. Antes creía que esta edad era especial por algo. 
 3. Hasta esta edad he entendido que todas las edades son especiales porque ninguna se repite.

 4. Lo que importa es lo que se vive. 

5. Lo de ponerle vida a los años lo dijo primero Lincoln y no Arjona. 

6. Según la numerología el 33 es un número maestro. 

 7. Jesús era el maestro y murió de 33 años.

 8. Ahora entiendo cuando dijo: "Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú". 

 9. Dios siempre hace con uno lo que quiere. Tuvieron que mandarnos a cuarentena para que entendamos lo que debería ser siempre obvio. 

10. Jesús fue excepcional como humano. Siento que hoy más que nunca me entiende. En teoría él siempre tendrá 33.

11. Cumpliendo los 33 en cuarentena será una edad inolvidable y si no, los libros de historia me lo recordarán. 

12. Pensaba celebrarlo. Tenía bonitos planes. 

13. Siempre pasa algo antes de mi cumpleaños. 

14. Por eso la fecha no importa, nunca me ha emocionado en exceso, pero me ha dado motivos para pasarla muy bien. 

15. Es como si la vida te diera una bofetada y te dijera: "todos los días importan". 

 16. Entonces hoy no celebro un número ni me baso en planes. Celebro y agradezco por la vida y por quienes me acompañan: Mi esposo y mi hijo. 

 17. Cada uno está en este momento en el lugar que tiene que estar. 

18. Piensen en todo lo que antes de la cuarentena creían que iban a hacer. (¿Recuerdan que dije que Dios hace con uno lo que quiere?).

19. Me imagino celebrando los 40 y los 50 con mis amigas que conocí a los 15 o 16. Las que queden o quedemos a los 60 tal vez hablemos de incontinencia urinaria. 

20. Amigas las hay para todo.Yo agradezco que las mías sigan allí aunque hable tantos disparates.

21. El problema es que yo siempre he tenido mucho que decir. 

 22. Mi alma todavía se siente de 16. Solo envejece el cuerpo y el cerebro. Ya apunto las contraseñas. 

 23. Yo tendría ahora una hija de 16. Se la llevó la muerte antes de nacer. No sé si sería como yo... Sería un complicado e interesante karma.

 24. Sin su muerte mi hijo no viviría...Cosas que se entienden después...muchos dolores después. 

 25. No es difícil pensar en la muerte en plena pandemia. Nadie puede estar seguro de vivir una semana, mucho menos dos. 

26. Por eso en este momento lo único seguro es que no hay nada seguro. 

27. Mi bisabuela materna murió de 33 y nadie supo por qué. Nunca se enteró, pero tiene bisnietos y tataranietos, sigue siendo inmortal. 

28. Escribir es una forma de hacerse inmortal. Escribo porque me gusta, me hace feliz. 

29. No creo en la felicidad como el tesoro al final del arcoíris, pero sí creo en los momentos felices. No los vemos porque vivimos distraídos. 

30. Al pasar por malos momentos recordamos cuando fuimos felices y no nos dimos cuenta. O algo así dijo Tokio en la Casa de Papel... Y estoy de acuerdo con ella. 

31. Esa felicidad que causan las reuniones familiares, ver una puesta de sol con tu persona favorita, pláticas entre amigos, viajar, bailar, cantar a todo pulmón en los conciertos o en el karaoke...

32.  Los sabores orgásmicos como el café, el chocolate, el vino, un buen asado, el salmón, los espárragos, la cerveza, los mariscos y por supuesto el plátano frito con frijoles molidos recién hechos. 

33. Felicidad es ver los ojos de mi hijo abrirse en las mañanas y buscarme; y también el alivio que causan al cerrarse en las noches.

34. No recuerdo que mis momentos felices hayan sido en una iglesia; aunque un encuentro con Dios es otra cosa, que también causa un tipo de felicidad aún con los templos cerrados. 

35. Cuando tengo hambre o sueño no soy yo, es el Diablo confabulando en mi contra. 

36. Felicidad es ver y oler muchos libros nuevos, pero lo mejor es encontrar una historia fascinante entre muchas que solo parecían interesantes y te quedas con esa. 

 37. Ya no me siento culpable por dejar muchos libros empezados. El cerebro sólo retiene lo que le interesa. No todas las historias trascienden... Después de todo ¿Qué es trascender? 

38. Creo en el amor. En el amor complejo, en el complejo de amor al estilo Edgar Morin; no al estilo Televisa, Disney o Hollywood ni al estilo libro de autoayuda o grupo de iglesia.

 39. Poner atención es una bonita manera de demostrar amor. 

40. Dicen por allí que un poco de desequilibrio es muestra que somos humanos. Me declaro muy humana.

41. Más de alguna vez me llamaron mala influencia hasta en mi familia...Desde luego cada padre necesita justificar a sus hijos. 

42. No me preocupa que me conozcan como soy ni la imagen que tenga nadie de mí. Se queda quien se tiene que quedar, como los libros... 

43. Digo groserías porque a veces las figuras retóricas no alcanzan para decir lo que el alma quiere expresar.

44. Ya no defiendo ningún género musical. Tal vez haga bromas sobre alguno, pero como la comida he aprendido a encontrarle gusto a cada cosa. 

45. Aunque escuche jazz y trova hasta hip hop, bailo salsa pero también reguetón.

 46. He hecho todo lo que estuve segura de querer hacer.

47. Probé con la política, es hermosa. Pero desde sus bases la gente es la que la hace asquerosa. Ahora puedo dar fe de eso.

48. Prefiero mi libertad de expresión y mantener mi esencia a lamer botas o seguir creyendo en una democracia vendida.

49. Es que no sé fingir. 

50. Estuve muchas veces donde no quería estar y se me notaba.

51. Aún con sus consecuencias, en mi vida no lamento haber gastado tanto dinero en mí, lo disfruté. Tendría que haber sido más en mí. 

52. El dinero sí da formas de felicidad, pero si no se trabaja en la paz interior ninguna cantidad de dinero será nunca suficiente. 

53. Me he caído tantas veces que ya no me da miedo porque sé levantarme y sacudirme. 

54. Nunca he sido espectadora de la vida.

55. Me permito cambiar de opinión. 

56. Aprendí a ser resiliente y flexible a los cambios. No me asusta el  nuevo mundo que comienza. 

57. La oportunidad es cuando se  presenta. 

58. Carpe diem. 

59. He vivido.

60. Soy lo que he vivido.





Serendipiteando por

Katya Sifontes de Guerra 











martes, 7 de abril de 2020

De la cuaresma a la cuarentena

Seré breve (o al menos trataré) :

Ya quedó comprobado que ir a misa o al culto todo los domingos no vale mucho si en esta cuarentena no has practicado la empatía y la amabilidad con tu vecino. Puedes ser la profeta charlatana del barrio o la que dirige los rezos pero el encierro sacará lo que realmente hay en tu interior y te darás a conocer por eso.

Tal vez Dios nos está tratando de obligar a ver hacia adentro, a demostrarnos que los problemas más importantes por resolver están en casa, con nuestra familia y principalmente en nuestro interior.

Tal vez Dios se aburrió de tanta hipocresía, de vernos lucir nuestra mejor ropa para ir a la iglesia mientras llevamos un corazón endurecido y maquinador.

Tal vez esta semana santa tenernos encerrados era la única manera de hacernos ver que el verdadero propósito de esta conmemoración es amarlo a Él por sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo que principalmente, es con quienes convivimos diariamente.

Tal vez Dios quiere hacernos ver todo lo que no hemos visto o no hemos querido ver. Que pongamos atención a lo que nunca lo hicimos. Que pongamos en práctica lo que se supone hemos leído o escuchado de su palabra.

Tal vez Dios busca que haya perdón donde todavía no existe, que haya reconciliación donde hay discordia o darte el detonante para que el que sufre ponga punto final en lo que debe hacerlo.

Tal vez Dios está tratando de decirnos que los templos llenos, las procesiones, dar la limosna o el diezmo, darnos golpes de pecho, cantarle alabanzas y dar palmas, hablar jerigonzas no es de su agrado si el corazón de nuestro esposo, esposa o nuestros hijos se está cayendo en pedazos.

Quizás Dios quiere que entendamos que la eterna preocupación por el dinero y las posesiones no vale nada si el brillo en los ojos de tus seres queridos lo dejas perder.

Tal vez Dios se cansó de rituales que son en vano si son solo por aparentar aunque te has autoengañado que no. Quizás se cansó de ver nuestra preocupación por no faltar a la iglesia porque los hermanos se van a fijar que no llegamos, pero nos nos preocupamos por lo que piensa nuestra pareja al no dejar nuestras molestas manías.

En casa es donde no importa si te creció el pelo, si es la camisa más desgastada la que usas, una buena camisa y un buen perfume no importan si tu carácter apesta. En casa es donde te conocen tu peor parte, tu lado escuro, el que no se muestra afuera en las iglesias, en el trabajo, en los clubes sociales.

Porque en casa no recibimos un salario por hacer las cosas bien, porque en casa no nos dan los halagos que recibimos en el trabajo donde muchas veces al ser bueno solo se te carga de más responsabilidades y eso te hace sentir orgulloso, pero en casa te cansa.

Allí con los que te conocen tus gustos, tus manías y tus caprichos es donde hay que vivir la semana santa y tenemos mas que suficiente tiempo para intentarlo.

Quizás Dios quiere hacernos entender que solo en casa nos van a extrañar si faltamos y que es allí donde realmente vale la pena conservar una buena imagen pero sobre todo un buen corazón.

Tuvo que haber una crisis mundial y andar rondando la muerte fuera para que Dios nos obligara a poner los ojos donde se debe y entender que hay cosas que valen más que una buena imagen y rituales que no cuentan si no se viven de corazón.

Serendipiteando por
Katya Sifontes de Guerra

Miss Universo El Salvador 2023 y una sororidad mutilada

 Los concursos de belleza no son de mi interés, no por menosprecio sino porque no está dentro de mis preferencias, igual que el deporte, emp...