¿Pensaste en tus propósitos de año nuevo este 2018? ¿cuántos de ellos llevas cumpliendo? ¿cuántos decidiste abandonar?.
El mes de junio es simbólico para muchos porque marca el centro de la línea del tiempo de cada año, no necesariamente en el sentido literal sino en el que te invita a reflexionar cuánto has logrado, ganado o perdido a la fecha, ya que esto podría darte una noción (aunque nada es seguro) de como puede que te vaya el resto del año.
Por eso junio tiene ese toque especial, porque no es fin de año, ni es inicio, pero es una ocasión perfecta para replantear tus propósitos y evaluar si el camino por el que vas este año es el que realmente quieres seguir.
Es un buen momento para despojarse de todo lo que estorba, de todo lo tóxico en tu vida y de aceptar lo que no está saliendo o no estás haciendo bien; echar a andar nuevos proyectos, nuevas relaciones, nuevas amistades, nuevas carreras, renovar tu espiritualidad, iniciar una nueva vida y entender que no está mal cambiar de opinión las veces que sea necesario.
Por eso me encanta junio, es especial para mí porque inicio con el cumpleaños de mis padres y agradezco que muy a su manera y a su gusto lo celebren y lo disfruten con quienes ellos son felices; aún pueden celebrarlo, ese es el punto.
También me entusiasma recordar que desde un junio, los últimos cuatro años empecé una nueva vida. Además, se viene el día del padre, del maestro y como un bono, el mundial. Y lo finalizo con el cumpleaños de mi abuelita que aunque no está presente terrenalmente, amerita agradecer su paso por este mundo.
Por eso deseo que tu junio sea lleno de cosas buenas y pequeños detalles que hagan la diferencia aun en medio de las adversidades y que hoy sea el día de un nuevo comienzo.
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